[Cuando te vas, queda un ligero sabor a tu boca, y un envinagrado sabor a duda]...
Los fines de semana,
Son sales desgastantes,
Se comen mi piel hasta el hueso,
Me torturan sobre la herida infectada.
Se la pasan recordándome tu fotografía,
Te veo con él, te veo en sus brazos,
Dentro de sus labios, sonrisa de sus mejillas,
Dentro, sí, sólo dentro de él, entre sus risas.
Se me desgarra lo íntimo de imaginar el retrato,
Un hombre que ama, una mujer que no le deja,
No le deja porque le ama, o no quiere herir,
Herir tanto tiempo de estar juntos, o ¿separados?
No soy quién para señalarte con mi dedo,
Ni siquiera pretendo hacerlo, sólo desahogo,
Desahogo mis dolores, mis penas, mis soñosos,
Mis carencias, tus ausencias dentro de esas transparencias.
Transparentes hojas que vacían mis manos,
Que arrebatan, que matan por mi cabeza,
Me quieren tener sometido bajo sus plantas,
Bajo sus uñas que me atosigan el rostro pixeleado.
En viernes, sábado, domingo, siempre me pierdo,
Viernes te arrebata alejándome de tus dedos,
Sábado me hiere el pensamiento y te veo con él,
Domingo, malditos nervios, ¡ya vienes!
Los fines de semana deseo largarme de tu vida,
Empacar y salir fugaz de tu cama, de tu almohada,
Pero siempre llegan los domingos junto a tus besos,
Junto a tus ojos, pies, pechos y caderas,
Entonces mejor sonrío y desempaco,
¡Listo!
Otro mes durmiendo contigo…
© Rafa Salinas.
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